Cómic SademoQue todos tenemos padre resulta ser una obviedad.
autores que contribuyen al enriquecimiento creativo de otros autores, obras que marcan tendencias o que marcan la línea creativa de un nuevo artista. Es una evidencia pues, que en el arte, de una manera u otra, todos tenemos "padre", y generalmente más de uno.
Ser como una esponja y absorver las buenas maneras que ellos nos han enseñado para luego hacerlas nuestras, canalizándolas a través de nuestra propia personalidad única, y así crecer en beneficio de nuestras obras, es una actividad que ejerzo con total libertad.
Cuando creaba Sademo, las influencias de las películas y directores anteriormente citados estaban ahí, y sin embargo también logré crear un mundo propio y particular, porque mi manera de ver el mundo y mis propios sentimientos eran la influencia más potente, y podía visualizarlo dentro de mi con mucha claridad.
Durante el proceso de creación la lectura de diferentes culturas, religiones, leyes universales, filosofia, los sueños, y demás temas esotéricos me ayudaron a dar forma a la parte espiritual de la historia.
fueron claves para ordenar mis ideas y que pudiera contarlas con claridad y cierta sencillez.
Así como el
cómic Ikkyu, la obra maestra del malogrado Hisashi Sakaguchi (Ikkyu es el protagonista y cuenta su recorrido iniciático en los caminos del budismo). Cuando leí el cómic, hace unos ocho años, no volví a ser el mismo y eso también cambió mi manera de contar historias.
preferidas del género fantástico y la leo constantemente, lo cual también me animó a contar Sademo sin sentir que estaba haciendo una
locura incomprensible y absurda.
La presencia de poesía visual en la historia tampoco es casual. Además de haber cultivado una mirada poética sobre las imágenas que me rodean a lo largo de los años, cuando estaba creando Sademo primeramente pensé que debía haber un narrador en primera persona que explicara con poesía todo lo que le acontecía, sin embargo esta opción me empezaba a parecer que cargaba innecesariamente las viñetas y el silencio de las mismas, así que me encargué de llevar las poesías escritas a imágenes.
De ahí que muchas imágenes resulten tan poéticas, tanto que el propio
concepto de cómic acabó pareciendose a un Haiku. Una de las formas de poesía tradicional japonesa más extendidas cuyo estilo se caracteriza por la brevedad, la naturalidad, la sencillez (no el simplismo), la sutileza, la austeridad, la aparente asimetría que sugiere a la libertad y con ésta a la eternidad. El cómic Clover, de Clamp muestra una sensibilidad en este sentido que me benefició para mi propia creación.
La música también fue sustancial en la creación de Sademo.
Por aquel tiempo yo tenía una necesidad latente por expresar mis sentimientos mediante el piano. Mi frustración por no llegar a conseguirlo del todo, mi gran admiración hacia el intrumento, y en especial a varios pianistas como
Yoshiki Hayashi, suscitaron en mi la necesidad de hacer del piano un personaje más en la historia de Sademo. Ejerciendo el papel de confidente, una especie de relación íntima que me sirvió para hacer una metáfora sobre "la música" (la ausencia o presencia de la misma según el estado anímico y espiritual del personaje. o un orgasmo cósmico; a veces breve y maravilloso y otras frustrante)
Además, estéticamente me gustaba mucho el look del movimiento
Glam Rock, allá por los 70`s de la mano de musicos como
David Bowie y
T.Rex, y ya en la actualidad el Glam Rock con
Marilyn Manson o Him, y el mismo movimiento llamado también
Visual Kei proveniente de Japón con
X Japan,
Dir en Grey,
Malice Mizer, etc. Me pareció apropiado por la fuerza de los diseños y los contrastes cromáticos de los mismos. Los personajes cobraban así un aspecto circense que pegaba con el conjunto de la obra.
La animación es otra gran fuente de inspiración. Cuando estaba dibujando bocetos y esbozos sobre la primera parte de la historia
donde el protagonista mantiene somníferas charlas llenas de sabiduría
Los
videojuegos. He disfrutado durante muchos años de los juegos para consola y ordenador, y sigo haciéndolo. Y también siento que me han dado tanto que inevitablemente tengo que hacer referencia a algunos de ellos. Me refiero por ejemplo a la maravillosa saga
Final Fantasy (Squaresoft-Playstation), y en especial el
séptimo capítulo, cuya experiencia también fue un gran impacto para mi. Conocer este juego me ayudó cuando estaba creando Sademo porque comprendí que se puede hacer una historia de fantasía y ciencia ficción donde los sentimientos más profundos de nuestra alma tienen un peso fundamental, y uno puede explayarse en ellos sin avergonzarse por extraño que resulte, al contrario de la mayoría de productos de este género que prescinden de eso para dinamizar (o hacer más lineal) el ritmo de la historia. Y creo que es bueno y posible seguir la intuición y remarcar lo esencial de uno mismo, sin estar demasiado pendiente de si será comprensible o vendible para el público y el mercado en general del momento. Porque esos detalles íntimos y personales son los que realmente quedan tatuados en nuestro subconsciente para siempre. No estar sujeto en cada escena a los beneficios comerciales inmediatos ayuda a hacer una obra atemporal.
Aunque mantener un equilibrio nunca resulta fácil.
El
teatro y las actuaciones. Actuar en algunos cortometrajes años atrás me sirvió para conocer mis expresiones y potenciar la dramatización de las mismas. En esto
El Circo del Sol siempre me ha parecido de una factura elevadísima, sabiendo expresar con calidad e inteligencia temas poéticos, espirituales, oníricos y sentimentales. Y lograr hacerlo interesante para todos los públicos. Yo quise aprender de eso, y plasmarlo con la misma intensidad realzando los sentimientos claves
como el amor, el desamor, el dolor, el bien/el mal, la decisión/ la indecisión,pérdidas/encuentros, la vida/la muerte. Estas son dualidades
que van dirigidas a cualquier público ya que son tan básicas como universales.
Los videoclips, y los anuncios que potencian la poesía visual también me han servido de fuente de inspiración.
Lo cierto es que al principio quería contar muchas cosas y me imaginaba
una aventura de proporciones titánicas, llena de información y muchas sutilezas. Pero como suele ocurrirme, conseguí contar sólo el 10% de mi idea origial, y así nació Sademo, el cómic de 64 páginas que está ahora en las librerías. Tuve que recortar escenas, texto y demás para crear un
trabajo con mayor cohesión, mejorar el ritmo de la historia e intentar hacerla lo más amena posible.
Y esta es la edición que conocéis.
C.Bribián